sábado, 24 de octubre de 2009

La esperanza no es soñar con lo posible, sino con lo imposible. El que tiene esperanza corre el riesgo de que eso que espera nunca llegue.
Es un brote verde en el desierto. Ahí donde todo está perdido, donde solo hay desconsuelo, desolación, vacío, donde solo hay restos de un pasado que nunca va a volver. Ahí también hay esperanza, porque la esperanza es lo que queda cuando ya no queda nada.
La esperanza está hecha de futuro. La esperanza es la que nos va a mantener vivos cuando ya no queden razones para vivir. Por eso es tan importante conservar la esperanza.

Millones de cosas mágicas suceden todos los días a nuestro alrededor, solamente para aquellos que pueden verlas. Solo los que pueden ven la magia. Los que no pueden recurren a la ciencia.
De alguna manera siempre he definido que las cosas no ocurren al azar y sin sentido, sino que a menudo, suceden en el momento determinado que tocaba que sucedieran, aunque el sentido de muchas de ellas no siempre somos capaces de entenderlo en el mismo instante en que suceden.
No es una creencia de predestinación. Es la sensación de que cuando debemos aprender algo, la vida nos pone en frente algo de lo que tener aprenderlo irremediablemente, y que solo cuando es el momento oportuno las cosas se dan, aunque nosotros no sepamos apreciarlo de esa forma cuando se dan.
Pero el tiempo siempre acaba poniendo las cosas en su sitio.

Nuestras emociones están hechas de lo que pensamos, de nosotros mismos y de la vida.

Dos personas frente a una misma situación sienten diferente…por qué? Porque piensan diferente….Podemos imaginarnos cómo se siente el otro qué siente, pero cada uno de nosotros siente de una manera distinta…

Uno no puede elegir qué sentir, pero sí qué pensar….Y cuanto más simples son los pensamientos, más simples son tus sentimientos

Sentir dolor es inevitable. Sufrir es opcional